La ciencia confirma: las mujeres fueron guerreras de la prehistoria.

En la fascinante historia de la evolución humana, se nos ha inculcado la creencia de que los hombres eran los cazadores y las mujeres se dedicaban a la recolección. ¡Pero eso está a punto de cambiar! Los últimos descubrimientos realizados por la profesora de antropología de la Universidad de Delaware, Sarah Lacy, nos están desafiando a repensar todo lo que creíamos saber.

Lacy, junto con su colega, Cara Ocobock de la Universidad de Notre Dame, se ha sumergido en el fascinante mundo de la división del trabajo basada en el sexo durante el Paleolítico, ese período impresionante que abarcó desde hace 2,5 millones hasta 12,000 años. Lo que han descubierto es nada menos que revolucionario.

Imagínate esto: la sabiduría popular nos hizo creer que las mujeres no podían cazar debido a sus diferencias anatómicas. ¡Pero resulta que eso no es cierto en absoluto! Nuestras ancestras eran tan capaces físicamente de cazar como los hombres, ¡y no hay pruebas sólidas que lo contradigan! Es todo un hito en nuestra comprensión de la evolución humana y una bofetada en la cara a aquellos que pensaban que las mujeres solo se dedicaban a la recolección.

Pero eso no es todo. También debemos tener en cuenta el sesgo de género en la arqueología. Durante mucho tiempo, los arqueólogos han atribuido automáticamente los artefactos y herramientas a los hombres, sin siquiera considerar la posibilidad de que las mujeres también pudieran haber jugado un papel activo en la caza y otras actividades. ¡Esto es un grave error! No podemos determinar quién creó una herramienta de piedra solo por el artefacto en sí.

Y hablemos de las diferencias fisiológicas entre hombres y mujeres. Si bien los hombres pueden tener ventaja en actividades que requieren velocidad y potencia, como carreras de velocidad y lanzamientos, las mujeres han demostrado tener ventajas en actividades que requieren resistencia. ¡Sí, lo leíste bien! Las mujeres tienen una ventaja física en términos de resistencia gracias a la presencia de estrógeno en sus cuerpos. Esta hormona aumenta el metabolismo de las grasas, lo que proporciona una fuente de energía más duradera a los músculos y evita su desgaste.

Así que, ¿qué nos dicen todos estos descubrimientos sobre la vida en el Paleolítico? Nos revelan que la mayoría de las personas vivían en pequeños grupos. ¿Y sabes qué significa eso? Que la idea de que solo algunos de estos grupos cazaran simplemente no tiene sentido. En una comunidad tan pequeña, la flexibilidad era esencial. Cada miembro debía ser capaz de asumir cualquier rol en cualquier momento. ¡Esto nos muestra lo versátil que eran nuestros ancestros!o reconocemos y valoramos las contribuciones de todos, sin importar su género!